…Lo primero que me viene a la mente cuando pienso en la Feria de Málaga es una explosión de color, farolillos de papel, música, alegría, calor, jazmín… todos son amigos independientemente de la edad, raza, sexo o religión. Los complejos desaparecen y la amistad o la discordia se ven reforzadas por el alcohol. El famoso Cartojal, la cerveza o las bebidas importadas como el mojito se consumen en grandes cantidades. Por todas partes se grita y se canta, se visten de flamenco o se disfrazan, las bandas llenan Calle Larios y aledaños. Todos bailan, jóvenes con viejos, altos con bajos,… En la calle se come el jamoncito serrano con queso, gambitas a la plancha, el “Shawarma o Kebab” donde se amontona la gente para coger fuerzas y seguir la fiesta. Es un buen momento para conocer gente, hacer amistad o porque no, encontrar pareja fija o de un rato. Punto de encuentro de importancia turística, donde se pueden encontrar personas de cualquier provincia y una infinidad de países. El centro neurálgico siempre se establece en la Plaza de la Constitución, donde se localizan las principales casetas y la acumulación humana sobrepasa las previsiones, extendiéndose cuando llega el momento álgido de la Fiesta por el resto de calles céntricas de Málaga. El siguiente paso son los Pubs, bares o la Feria de noche, esta se encuentra situada en el inmenso recinto ferial. Es una semana intensa y de gran interés para la provincia, sus recursos hosteleros y playas, se ven sobrepasados, donde solo les queda la opción de poner el cartel de completo…
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